domingo, 7 de mayo de 2017

Desde el cristal

De pronto, decidí que aquello que quería poder hacer siempre, y todo el tiempo...era tomar fotografías.
Capturar cada instante en una cámara, mostrarle al mundo lo que es una vida común, día a día, segundo a segundo.
También, me gustaría ver cuantas fotos logro tomar, porque aunque sea agotador, podría saber cuantos momentos en mi vida pude guardar.
Sí, suena bien, una historia por foto, y millones de fotos, de lo que amo, de lo que odio, de mis amores, mis recuerdos, y mis pasiones, sin que nadie diga nada, y que a todos les parezca correcto.
Llevar mi cámara conmigo cada vez que entre en una clase, y conozca a un nuevo curso, año a año, salón tras salón, poder verlos crecer y tener capturados en ese papel sus rostros mientras se asombran, ríen, sueñan y comparten esas memorias escolares que a cada uno de nosotros nos acompañan como las imágenes más importantes de nuestra infancia y adolescencia.
Fotografiar todo lo que me rodea, desde ese gato con impresionantes ojos azules que veo en la calle, hasta la sonrisa de mi hermano en el día de su boda...cada momento tendrá su sentido, y aunque inicialmente contarían sólo una historia de vida, al final, contarían muchas.
Ver por las fotos, la cercanía con la gente, quiénes se quedan en mi vida mucho tiempo, quiénes desaparecen, poder apreciar a mis hermanos y mis primos crecer y desarrollarse, volverse personas de bien.
Un proyecto, una forma de vida, que inicia como un juego, esperando que algún día, cuando yo no esté, y cuando mis hijos no estén, y la vida como es hoy sea un mero recuerdo, un hecho que se lee en los libros de historia, esa gente (y en particular, los descendientes de aquellos que aparecen en mis fotos) puedan ver como solía ser la vida, y el amor que con una mirada llegábamos a transmitir (esperando que, algún día, llegase hasta ellos) , a través de mi pequeño, pero a la larga significativo, lente de cristal.

"Elije algo que quisieras hacer siempre, pero que tuvieras que hacer todo el tiempo"


Alice Arthagon


De revés

La gente caminaba hacia atrás porque, sin saberlo, habías entrado en el mundo espejo. 
Todo aquí se hace al revés, y lo que es antes ahora es después.
Confundido al verte caminar hacia adelante, un transeúnte que por ahí pasaba, con su bebé gateando con correa, y el perro en brazos, te pregunta "¿Por qué vas de revés?", sin tener respuesta que no te haga quedar aún más como un loco, decides caminar hacia atrás, mientras exploras este curioso mundo.
Vas a un restaurante, pero te cuesta mucho entrar, pues la puerta se cierra si intentas abrirla, y se abre si de pronto te vas. Finalmente, descubres que no se entra por la puerta, sino por las ventanas, y al sentarte ordenas sopa para comer (que hace que todos te miren extrañados, pues aquí los postres son primero, y lo salado después).
Recibes tu sopa y un tenedor, y luego de un rato confundido pensando en qué hacer, decides beber la sopa directo del plato, y las miradas de extrañeza y reprobación no tardan en llegar, hasta que escuchas un grito en el fondo "¿Por qué lo haces de revés?".
Avergonzado y cansado, sales del restaurante y caminas (de revés, claro está) hasta llegar a tu casa, en la cual, al mirarte al espejo, escuchas tu voz decir "Sácame de aquí, ¡Hacen todo de revés! Comen pizza con la mano, y usan cubiertos para la ensalada, verde es para cruzar la calle y rojo para parar, caminan extraño, y todo el mundo me mira como si fuese un loco, ¡A mi casa quiero volver!".
Suspirando, le respondes de forma similar a tu clon del espejo, y cuando ambos, en frustración, apoyan la mano en el espejo, despiertas en tu cama.

Rápidamente abres las persianas, y todos caminan hacia adelante, los perros en el suelo y los bebés en brazos, todo pareciera ser normal...entonces, y por última vez, piensas en el mundo espejo....¿Habrá sido sólo un sueño?

"La gente camina hacia atrás, ¿Por qué?"

Alice Arthagon
Y

Nogahtra Ecila 

El método

Al ponerme los lentes, sin reparar en mi acción, respiro profundo y cierro los ojos. Al abrirlos, me doy cuenta de que estoy viendo el pasado...particularmente, a Sócrates paseando por las calles atenienses, charlando con sus discípulos acerca de la vida, de la verdad, de ser hombres buenos y virtuosos, aunque de una forma más lógica y simple de la que retratan los libros.
Observo más su figura...sí, es sin dudas un hombre feo, pero tiene un aura especial, de sabiduría, de complicidad, un aura completamente única, que me hace entender por qué tanta gente lo seguía en su momento, por qué tanta gente lo sigue hasta hoy, y por qué su figura siempre me llamo la atención, cual mosca atraída por una lumbrera.
De pronto, me hallo sentada, escuchando tan atentamente las palabras de Sócrates como aquellos que habitan en esa tan famosa y antigua polis griega, como si fuera una discípula más, me empapo y recibo gustosamente esa visión filosófica tan encantadora.
Lo oigo hablar sobre la sabiduría y prudencia, y cómo un hombre sabio es prudente, pero un hombre prudente no siempre es sabio, que esta misma prudencia no significa no disfrutar la vida, sino hacerlo de un modo saludable, lo escucho decir también que la belleza es subjetiva, y depende del criterio de quien la esté evaluando.
A cada palabra de este gran maestro, me siento renovada, como si mi vida fuese a tomar un giro muy distinto desde ese punto en adelante, pues había aprendido parte de los secretos del mundo de una de las figuras más importantes del mundo clásico, una figura tan mística como realista, que ahora, por un milagro del destino, se había revelado ante mi.
Suspirando, me saco finalmente los anteojos, dejándolos sobre mi mesita de noche...tomo una libreta, y comienzo a escribir.

"Encuentras unos anteojos viejos, al ponértelos, descubres que puedes ver el pasado, ¿Qué ves?"

Άλισε Αρθαγον