miércoles, 8 de junio de 2016

El reloj cucú

Detuvo su búsqueda por un momento para calmarse. Ya no podía más con los nervios. Su corazón palpitaba con vehemencia causándole un punzante dolor en el pecho. Una gota de sudor frío le corría por la cien. Miro a su alrededor.
A su izquierda su cama descansaba de lado, colchón y sabanas en el piso. Su espalda todavía gritaba las consecuencias de haberla levantado.
Sudor caliente le corrió por la mano, grandes gotas cosquilleaban las yemas de sus dedos. Se las miró. Sangre. Lo pedazos de ampolleta seguían sobre el suelo al lado de la lámpara, la cual había pasado a llevar en el frenesí que había sido la búsqueda.
Papeles, cuadernos y cajones adornaban la superficie a sus pies mientras la ropa que había volado del armario los cubría. Todo abierto, todo vacío. Nada
Recuperando el aliento salió de la habitación con la misma prisa de antes, y, mirando de un lado a otro comenzó a buscar en el resto de la casa. Abría y cerraba cajones solo para volverlos a abrir, pensando que tal vez había dejado de notar algo. Y, es que miraba con tal rapidez en cada lugar que no podía estar seguro de haber buscado bien.
Las horas pasaron y pronto toda la casa llegó a estar en el mismo deplorable estado que su habitación.
Con furia comenzó a botar todo mueble que todavía no había sido revisado, re chequeado y vuelto a revisar.
Sabía que lo había escondido en algún lugar de la casa, pero no podía recordar donde. ¿Sería que alguien más lo habría encontrado antes que él? Imposible.
A través de las cortinas vio que el sol ya se había escondido hace un par de horas y que ahora se encontraba en un oscuro living. Ahí bajo el amparo de la oscuridad se arrodilló desesperanzado.
El reloj cucú aviso las 12 y con ello anunció su sentencia. No lo había encontrado. Pronto llegarían para llevárselo.
Lloraba desconsoladamente cuando el pajarito de madera salió por tercera vez de su casita.

-¡El reloj!

1 comentario:

  1. A la segunda lectura caché el desespero por el reloj, está bueno, con algo de suerte-gloria esté ahí lo que busca!

    No sabemos qué busca, y sé que es a propósito. A uno como lector esta ausencia lo hace sentir a un lado de la verdad, como en el lado incompleto, pero igual sentimos intensamente: vemos la angustia, el desorden, la locura, sentimos el apuro y el inminente peligro. Bien por ese instante vivo.

    ResponderEliminar