jueves, 19 de mayo de 2016

El Mendigo de Cerro Alegre

Aaaaagh, por la cresta, no escuché el despertador y ahora voy tarde a la u, no he comio nada, tengo hambre, y más encima no tengo plata pal pasaje
Se quejaba una joven, mientras pasaba por la esquina del llamado “mendigo alegre” de Cerro Alegre, un hombre de unos 40 años, que siempre daba todo lo que tenía para hacer felices a otros.
Tome mija, acá tiene una marraqueta con mantequilla y algo de plata pa su pasaje…no es mucho, pero es todo lo que pude sacar ayer
Oh, wena loco, que tela… ¡Gracias!
Bueno…de nada mija, la propiedad debe de ser de todos, el compartir los bienes es la mejor forma de subsistir
… ¿Ah?
Bueno mija…es que muchos teniendo todo, y otros no teniendo nada…. No sé, somos todos humanos, ¡Deberíamos compartir! Yo lo poco que tengo lo doy, porque así se es más feliz
Hablai como un hippie comunista wn
¿Y eso que tiene de malo? A mí me parece lo mejor para cuidar nuestro mundo y a nosotros mismos
Ay, pero que enfermo wn, ¡Esas ideas no llevan a nada! Comunista mugriento nomás…mejor me voy
Y luego de esto la joven, como la mayoría de los que pasan por la esquina del mendigo alegre, se retira indignada, con la marraqueta y el poco dinero del hombre.
¡Nada mejor que partir la mañana con una buena acción! Hoy será un buen día
Dice nuestro querido pobretón, sin cambiar su alegre ademán por la actitud displicente de la joven.
En realidad, desde que este hombre (del que poco se sabía) había terminado en la calle, su actitud siempre había sido la misma, hacer felices a otros era el centro de su vida, su mundo, su razón de existir… sin importar cuantas veces le gritaran, escupieran, rechazaran o tratasen mal.
El tiempo continúa su camino, y más tarde, un hombre de unos 35 años pasa por ahí, también con cara de problemas, al borde de las lágrimas, murmurando algo sobre la muerte de su madre y la pérdida de su trabajo
Joven- dice nuestro mendigo- la vida va y viene, es el ciclo natural…trabajos hay muchos y encontrara otro pronto, no se desanime
Después de esto, el hombre se desahoga con el mendigo, contándole todo lo que ha pasado últimamente, mientras nuestro entrañable personaje lo escuchaba atentamente y le entregaba amables consejos y atentas frases para darle ánimo.
Vaya…gracias, sus palabras me sirven mucho… ¿Hay algo que pueda hacer para devolverle el favor?
Bueno Joven…la verdad, yo sólo busco al amor, lo demás en esta vida no importa
Ah, ¿En serio? Es que conozco un par de minas que piensan así…de más que con una arregladita….
Oh, no no no, joven, no me malinterprete…las mujeres no son lo mío
… ¿Eres gay?
Si pue, joven, pero yo creo que en la realidad eso no importa mucho
Ugh…los gays me dan asco, más encima tienen el descaro de plantearlo como algo…” normal” ¡Qué horror! Yo mejor me voy, es que ya ni tolero mirarle
El hombre se da la vuelta y sigue su camino, sin mirar ni una sola vez hacia atrás hacia aquél pobre hombre que había dedicado todo ese tiempo en ayudarle a él, un desconocido.
A este peculiar personaje no le importa, él siempre es feliz, alegre…es como si viviera en su mundo, en una nube sin preocupaciones, en las que ver a otros sonreír es lo único que pareciera traspasarla, dejando al resto de la realidad como cubierta por una neblina que le impide verla.
Así pasa los días este mendigo, ayudando a todos los que caminan por su esquina, sin importarle el que no recibe nada a cambio, y que, en la realidad, nadie se acuerda realmente de él a menos que sea para burlarse.
Una mañana de sábado, cuando nuestro hombre se levanta a comprar el pan para su desayuno, un grupo de chicos y chicas, de no más de 20 años, que salían borrachos de una fiesta en un auto, atropellan a nuestro personaje…y esto nos lleva a creer que es el final.
Sin embargo, días más tarde, nuestro mendigo favorito despierta, aunque ha perdido las piernas.
Bueno, ¡No importa! Sin piernas, sin brazos, como sea, ¡Siempre podré ver a otros sonreír! La vida está hecha para ser feliz
Nuestro mendigo canta, sonríe, y no pareciera verse afectado por lo que acaba de ocurrir… mientras todo esto ocurre, se puede ver al médico y a la enfermera mirarle con lástima y pena, mientras el primero comenta….
Pobre hombre, nació con una malformación en el cerebro, que le impide sentir cualquier otra emoción que no sean felicidad y amor…. es el raro caso de Apseusmanía…eso es lo que hay detrás de la conocida figura del “mendigo alegre”.

Alice Arthagon

1 comentario:

  1. Te pasaste, genial, irónico, dramático.
    Excelente. Es una filosofía de vida que pasa por enfermedad.
    Muy bueno, Alice!

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