Te
conozco desde que sé que no eres.
¿A
quién representas? Dime, ¿a quién vistes?
¿Qué
hay detrás de ti? ¿Acaso tú mismo?
¡Cómo
me gustaría que te vieras! Siendo
todos
los hombres menos tú;
todas
las cosas, menos
tú
mismo.
Eres
accidente (en términos metafísicos):
eres
en otro. Siempre en otro. Siempre otro…
¡Ojalá
comprendieras! Descubrirías, acaso,
vestida
de todas las otras, tu propia alma.
La
hallarías preciosa, límpida, única:
sólo
tuya, como nada, jamás, fue tuyo.
Desnudándola
entonces, dotándola al fin de ser propio,
te
la calzarías y te sentirías, por fin, un Yo.
Dejarías
de ser todas las cosas menos tú,
para
ser de una vez tú, de entre todas las cosas.
Comprendiendo
que hasta entonces jamás habías sido,
correrías
hacia mí y, por vez primera,
te
abrazaría.
Me encantó como tratas el tema de la valoración. Es muy cierto que debemos escuchar a los otros hablar de nuestras virtudes, para nosotros poder verlas.
ResponderEliminarMe gusta mucho el poema...como valorarse, la inclusión rápida de temas más profundos (como es el concepto de accidente), y a la vez, me provoca una cierta sensación de ternura, como si el hablante sólo quisiera que ese "tú" al que se dirige despertase, pero lo hace desde el amor, no la rabia....muy bueno, sin duda
ResponderEliminarSimpático. La única observación es simplemente que no entendí a simple vista "tu rollo", quizas le habría puesto más cuerpo para que quedara claro qué fue lo que te pasó. Fuera de eso, buenas analogías y buen vocabulario.
ResponderEliminar¡ME GUSTA MUCHO!
ResponderEliminarCada palabra en su lugar, creo que dijiste perfectamente lo que necesitabas decir, ni más ni menos, me gustó mucho.
ResponderEliminar