viernes, 8 de abril de 2016

La Ilusión

Me llamo Macarena Araya, tengo 28 años y un gran dilema que resolver…
Mis padres han sido un pilar fundamental en mi vida. Cuando decidí no entrar a la universidad, les costó entenderme, pero me apoyaron. Luego, tomé clases de cocina, pero las abandoné al año para entrar a la universidad y estudiar Leyes.
Para la sorpresa de muchos, quedé admitida.
Me sentí orgullosa de mi gran logro. Me demostré que puedo eso y mucho más. Me di el gusto de publicarlo en las redes sociales y a quién se me cruzara en el camino.
Debo admitir que el primer año fue un calvario interminable. Mi nivel de exigencia subió de 0 a 100, de la noche a la mañana. 
A medida fueron transcurriendo los meses, me di cuenta que me fui transformando en alguien completamente diferente. 
Estaba entre las mejores de la clase, me levantaba bien temprano en las mañanas a estudiar, y lo más radical, comencé a rechazar invitaciones a fiestas.
Por otro lado, no puedo negar que igual se pasaba bien en ésta carrera. Hacíamos asados, paseos a la playa y sus fiestas cada vez que podíamos.
Fueron pasando los años, y no podía creer que me graduaría en cosa de meses.
Éso no sería lo único. Aquella noche fui al bar con unos amigos a celebrar que ya casi estábamos fuera.

De pronto, un tipo se me acerca para charlar.
-Hola, me llamo Tomás
- Hola, le repuse en tono medio coqueto
Era un hombre de aproximadamente 1.80, moreno, ojos verde pardo, ¡y era perfecto!
Quedé enamorada. Hablamos horas..

Me comentó que estudió cine, y que ahora está viendo si pueden llevar a cabo una de sus creaciones. Me dijo que andaba en busca de una muchacha con un perfil similar al mío para el protagónico. 
Yo estaba tan embobada con él, que me ofrecí sin pensarlo. 
-¿Me aceptas sin hacerme un casting? ¡Por supuesto que quiero! ¡Me fascina la idea!
Cuando firmamos el documento, me invitó a una fiesta donde estaría todo el elenco. Al llegar, me dí cuenta de la burbuja en la que vivo, jamás volví a tener experiencias similares.
Debo admitir que ésa noche se nos pasó la mano con los tragos y demases…
 A la vuelta manejaba el Tomi, pero como él estaba peor que yo, decidí arriesgarme..
Me subí al auto y me dije: Maca, no tomaste tanto, y además, no creo que tengas tanta mala suerte como para que te pare un paco. Tenía una mezcla de adrenalina y nerviosismo.
- ¡Qué tanto, nunca en la vida te han parado los pacos! ¡Acuerdate! ¡Cualquier cosa te pones a hablar inglés!
Como era de esperarse, a las 3 cuadras me esperaba una patrulla, supongo que ya sabrán lo que siguió después..
Hace una semana fue la titulación de mis amigas. Fuí a la premiación, pero no pude evitar que se me cayeran las lágrimas de rabia e impotencia.
- ¡Por haber manejado ebria! ¡No me lo voy a perdonar nunca!
A mis padres no los pude volver a mirar de la misma manera, se me caía la cara de vergüenza… ¡decepcioné a quienes más creían en mí!
Miraba a mis profesores y era como si les leyera la mente. Su alumna preferida a la cuál ya me tenían recomendaciones de trabajo, seguro se sentían defraudados.
- ¡Lo arruiné todo! ¡Y ni hablar de Tomás! ¡Ése chanta que ni se le ocurra volver!
Desde el incidente, Tomás se desligó completamente de mí, sin ninguna explicación. Al parecer, el rodaje de la película fue un montaje para sacarme plata.
Me persuadió de invertir cierta suma de dinero en dólares, que me serían devueltos al finalizar el filme.
- Se llevó mi dinero y mi profesión..

1 comentario:

  1. Woooooow, ¡Qué fuerte! Me hace pensar en el tan popular "YOLO" de hoy, y como no pensamos en las consecuencias que eso nos puede traer....¡Me gusta! en especial ese final de alguna forma fatalista....siento que esa amargura pega muy bien

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